jueves, 26 de junio de 2014

El lugar de la esperanza

Texto de Sarahí Montañez Cervantes, del Taller de Periodismo Cultural del Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes, leído en la tertulia por el fin del ciclo de talleres el jueves 26 de junio de 2014.

¡Hola! Buenas tardes a todos. Soy Sarahí Montañez, y he venido acá a platicarles sobre el Taller de Periodismo Cultural.

Me gustaría compartirles que yo entré a este en un momento de mi vida en que me supe perdida, perdida hasta de mí. Al inicio, me resultó muy irónico haber seleccionado este taller, porque yo dejé, hace un año, la carrera de Medios de Comunicación… por varias decepciones que estos me causaron. En la primera sesión, el 19 de febrero, pensaba: ¿qué carajos haces acá, pues? Al término de esta, supe que el taller era un camino en mi desubicado andar… y sabía que iba a llegar a algún lugar, ¿a dónde?, no sabía… pero caminando ya estaba.

Ese primer día, el maestro nos estaba dando la introducción al periodismo cultural, y anoté cuatro cosas:

-Encontrarnos con nosotros.
-Encontrarnos con los otros.
-Que se encuentren en mí.
-Encontrar un espacio en común con el universo diferente.

Comentamos qué es periodismo y discutimos qué es cultura. Cultura eres tú, cultura es usted, cultura son ustedes, soy yo, somos nosotros. Cultura somos todos. Y ahora, ¿cómo hacer periodismo cultural? Íbamos sabiendo los géneros periodísticos, comenzábamos a saber las teorías y las tácticas… pero había que ver los hechos, había que comenzar la práctica. Había que salir a encontrar las historias, a saber las diferentes realidades y encontrar el espacio en común. El profesor siempre nos mencionaba a la calle como un universo de ruidos sutiles.

Hablábamos siempre de la ética en el periodismo, de saber mimetizarnos, renunciar a los discutibles y narcisistas beneficios de la hipervisibilidad a favor de las bastante más útiles ventajas del anonimato. ¡Los cínicos no sirven para este oficio! Hay que hacer un sincero trabajo. “Cuando el periodismo se transforme en una línea de montaje en la que primero se escribe, después se imprime y al final se archiva, es buen momento para comenzar a dedicarse a otra cosa”, dice Leila Guerriero. Y Ryszard Kapuściński dice que “el verdadero periodismo es intencional, aquel que se fija un objetivo y que intenta provocar un cambio”.

Cuando fui a un taller de serigrafía artesanal, para hacer mi primera nota periodística, un compañero me preguntó entre risas: ¿y sí se publican esas notas? Entonces le conté sobre la Orquesta del Titanic, recordando aquel texto de Arturo Pérez-Reverte que leíamos en la segunda sesión.

En tiempos como los de ahora, cuando los periódicos reducen las páginas de Cultura a la mínima expresión y además las ocupan en la colección de primavera de Danti y Tomanti... la existencia de fulanos y fulanas que no se resignan y siguen dispuestos a contarle a la gente la historia de los libros que se publican, las exposiciones que se inauguran, la música que es posible escuchar, la otra poesía, las bibliotecas callejeras… la existencia de estos fulanos y fulanas es más necesaria que nunca.

Ésa es la Orquesta del Titanic, “la orquesta que suena no para adormecer conciencias, sino como compañía y alivio de muchos. Como último bastión. Como analgésico que no quita la causa irremediable del dolor, pero lo alivia”.

En el taller supe que las páginas de cultura son como la esperanza… están hasta atrás, en la esquina y hasta abajo. Pero están, descansando en el lugar en que menos te lo esperas. A veces la ciudad se ensucia y no vemos con claridad, pero si miramos fijamente ahí está. Donde menos te lo esperas. Y los periodistas culturales somos los traficantes de esperanza.

Tenemos el periodismo que merecemos… y yo tengo un sueño: armar una Orquesta muy grande y sincera. Y, considerando al periodismo como otro camino de lucha, todos podemos formar parte de esta: preparándonos en el próximo taller o exigiendo, como lectores, a nuestros periodistas.

¡Muchas gracias, y que el próximo sea de sus mejores momentos!

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