sábado, 28 de diciembre de 2013

Mil y un días "De cultura"

6. A quienes estén siguiendo esta entrada: Toda la última semana de enero, después de mi fortísima gripa -¡y de mi cumpleaños!-, apenas toco el libro, hasta que por fin logro destrabarlo el domingo 2 de febrero. Demasiado retraso. Y un cierto desánimo general que termina por inmovilizarme, sea por Dios.

Acelero un poco -muy poco- el siguiente fin de semana, con mucho desorden. Inesperadamente, en un par de sesiones intensas termino la compilación el viernes 14 de febrero. Así lo anuncio, así lo celebro: "En una breve pero emotiva ceremonia, hoy he terminado la compilación de mi libro 'Mil y un días De cultura'. Ahora va a la diseñadora -mi hijísima- para ponerlo guapo y bien legible. Pronto estará en circulación, ¡tengan preparado el cochinito!"

El sábado 15 termino la revisión definitiva del primer capítulo. Y vuelve a parecerme que, sí, suena bien, será un buen libro que merecerá buenos lectores.

El domingo 16 apenas hago algo, pero el lunes 17 envío el primer capítulo compilado y revisado a Claudia, mi diseñadora editorial. (Qué emoción). También incorporo las  seis columnas publicadas en este año -un buen cierre porque el libro termina con la definición de las políticas sexenales-, y hago la revisión definitiva del segundo capítulo. Mientras Claudia empieza a trabajar. ¡Salud!

5. Una semana enfermo por una muy fuerte gripa me hizo detenerme, y no termino de recuperar el ánimo para continuar plenamente, así es que hoy -lunes 27 de enero- apenas estoy retomando el principio de la compilación de mi libro en donde la había dejado: en la página 15. No he cumplido mi ofrecimiento de dejarlo listo en un mes, pero ¿cuál es la prisa? Sin embargo, hasta aquí ya se deja leer bastante bien. Tal vez me animaré a publicarlo parcialmente para que -ojalá- me digan cómo les suena.

También iniciaré la indagación sobre presupuestos de impresión, lo más probable es que lo haga como autoedición o edición de autor, será también mi inicio en el oficio de editor, tantas veces imaginado. ¡Vamos!

4. La primera gran noticia es que mi hija, Claudia María, hará el diseño editorial del libro. ¡Gracias!, me emociona.

El jueves 16 de enero inicio el índice de columnas publicadas, lo que es muy útil porque confirmo la decisión de organizar el libro en los siete capítulos ya definidos, con subtemas que subrayan mis preferencias temáticas y revelan su vigencia. Mantengo el inicio el libro con mi primera columna publicada.

Hago algún cambio de orden, y descubro la inevitable repetición de nombres para las columnas (así como las columna deben tener dos mil caracteres, ni más ni menos, los nombres de las columnas tienen que ser muy cortos, por exigencias editoriales del suplemento donde se publican). Creo que el libro se dejará leer muy bien.

En el primer día avanzo sólo el primer capítulo -37 columnas en cinco subtemas- pero entiendo la lógica de lo que hago y establezco un ritmo de trabajo que me permitirá terminar este ejercicio en dos o tres días más. Apenas el segundo día, el viernes 17, termino el índice de columnas publicadas, ya tengo una visión completa. Puedo empezar a editar.

El número total de páginas queda en 92 más 6 (se reduce por la primera edición del borrador, en la que elimino nombres y fechas, pero aumenta precisamente por los índices). Veo que está siendo más bien un librito.

3. El jueves 9 de enero retomo la edición. Termino de repasar todas las publicaciones de estos tres años durante el fin de semana, y así ahora puedo iniciar la compilación como tal. El viernes 10 agoto todo el año 2011, el sábado 11 todo el año 2012, y el domingo 12 todo el año 2013: ahora tengo 104 páginas en siete capítulos ya definidos.

También averiguo sobre el ISBN y el registro del derecho de autor, empiezo a imaginar el prólogo y una portada, y valoro formas de edición, incluso una edición de autor. (O, por qué no, si ya vuelo: el inicio de una editorial propia).

Encuentro que es muy bueno releer todo lo escrito entonces, me gusta confirmar la consistencia de los temas y los argumentos, me gusta reanimar viejas ideas siempre vigentes. Naturalmente toma forma el libro, sé que está siendo un buen libro, ojalá que encuentre pronto a sus lectores. Todavía no es una compilación como tal, pero el texto ya está en el orden adecuado y bien organizado. Me gusta.

2. El sábado, 4 de enero del nuevo año, descubro que mi archivo está incompleto, al menos hasta abril de 2011 -mi mudanza a Aguascalientes-, así es que por lo pronto debo capturar alguna columna más, además de las que -el domingo 5- rescato del correo electrónico. En total tengo 160 columnas. Que hasta ahora dan veinte páginas de lo que ya está pareciendo un libro.

En el inicio de la compilación parecen haberse establecido siete capítulos, tal vez con estos nombres pero todavía no estoy seguro de que en este orden: El libro, la lectura, nuestra lengua; La radio es de quien la escucha; La formación de los públicos; La vida de los creadores; El espectáculo de la cultura; El peso de la burocracia; La cultura cotidiana y el futuro cercano.

1. El domingo 29, quise iniciar con la revisión de mis primeras diez columnas, desde el martes 5 de octubre de 2010, pero sólo encontré aquella inicial. Las otras diez de ese año he de volver a capturarlas, pero por lo pronto esto altera mis cuentas y por ejemplo resultó falso mi anuncio de la centésima columna publicada, el 10 de junio pasado. Por cierto, los "mil y un días" del título no son estrictamente exactos -son exactamente 1,183 en el último día del año-, pero es que evidentemente quiero jugar con la idea de que son muchos días, al menos los suficientes para ensayar una visión panorámica (incluso un cambio de Administración federal).

Cuando tenga estas primeras once columnas iniciaré la compilación, manteniendo un orden cronológico pero introduciendo además un criterio temático. Con base apenas en las dos primeras encontradas aparecen dos posibles capítulos, Lectura y Políticas federales. O algo así, porque en el curso del trabajo se revelarán títulos más elocuentes y más atractivos.

El lunes 30, al cabo de la primera sesión de compilación, reviso las primeras once columnas (todo 2010) y siento que puede ser un libro interesante. Como otras veces, me gusta -me estimula- esta arqueología textual. Me gusta encontrar viejos textos -encontrarme en viejos textos-, me gusta releerlos, me gusta la idea de que alguien más los leerá: quiero iniciar una buena conversación. Los (breves) textos se ordenan casi naturalmente en los grandes temas que me han interesado (la exigencia editorial, a la que pronto me acostumbré, es de exactamente dos mil caracteres). Para los capítulos encuentro títulos que me suenan apropiados pero todavía provisionales. Me gusta cómo crece la cosa, hasta diez páginas sólo en esta primera jornada de compilación. Sí, puede ser un libro interesante.

Revisaré mis columnas semanales "De cultura", que publico desde octubre de 2010, para compilarlas en un libro en el que quiero escribir -como periodista cultural- sobre políticas públicas aplicadas al arte y la cultura en México, con la perspectiva de alguien que vive y trabaja en Aguascalientes, y que quiere mantenerse abierto hacia el mundo y hacia el futuro. En este espacio, quienes así lo quieran, podrán acompañarme (ojalá que con sus críticas) desde hoy -sábado 28 de diciembre de 2013- en el proceso de composición del libro, que espero tener listo para su lectura antes de un mes. Gracias por su compañía.

viernes, 29 de noviembre de 2013

El "moche" y cómo lograrlo

Ahora que ha terminado de definirse el presupuesto federal para el próximo año, con los correspondientes lamentos por la disminución del gasto de casi todas las dependencias gubernamentales dedicadas al arte y la cultura -aunque el 80% será para la nómina de su enorme e ineficiente burocracia-, es pertinente llamar la atención hacia el gran hoyo negro que han sido desde siempre los así llamados “recursos etiquetados” que es donde más frecuentemente se ceban los grandes vicios del gasto público: retrasos, subejercicio, negligencia, despilfarro. Y corrupción. Aquí, la historia de un caso reciente de discrecionalidad, denunciado repetidamente durante los últimos años pero ahora acompañado por una petición apenas disimulada de “comisión” para financiar un proyecto cultural con dinero público.

Sucede en el Instituto Cultural de Aguascalientes. María Concepción Ramírez Gómez es formalmente la directora de promoción y difusión del ICA, pero se presenta como Connie Ramírez, “directora de comercialización”, y en los hechos, desde hace ya bastantes años, es la coordinadora de programación; en todo caso, ella es quien tiene el poder para determinar qué artistas son contratados, y cuáles no.

A mediados de este año, el joven músico aguascalentense de pop Naím Yubal, creador de Musité (grupo con el que en febrero pasado produjo el disco “Sin regreso”, por cierto sin ninguna participación de dinero público) y actualmente parte de Lily Pop, guitarrista, cantante, compositor, arreglista, productor -y con ese carácter admitido como participante en el Diplomado de Industrias Culturales, convocado el año anterior por el ICA en la Universidad de las Artes-, se enteró de que había disponibles un millón de pesos para el área de música.

¿Quién decidió cómo se usarían estos recursos federales, entregados por Conaculta? Connie Ramírez, quien en su momento explicó que la mitad se destinaría a traer a dos grupos extranjeros, la cuarta parte para otros tantos grupos nacionales, y la cuarta parte restante para apoyar a nueve grupos locales. Ningún argumento para justificar esa proporción, ninguna convocatoria pública para ejercer tal presupuesto.

De éste fondo Naím Yubal supo casi por casualidad, como es lo habitual. Siempre que un creador o promotor se acerca a una autoridad del ICA en busca de financiamiento, siempre, incluso antes de conocer el proyecto, la respuesta mántrica es “no hay dinero”, como si repitieran un manual ancestral. Pero sí lo hay, desde luego, siempre hay dinero. Sólo hay que saber tocar la puerta adecuada, incluso una semiclandestina puerta trasera, revelada queriendo o no.

Ciertamente, como observa Naím Yubal, “no está por escrito” cuáles géneros musicales sí y cuáles no corresponde atender al ICA. De hecho, no está por escrito nada: incluso después de un cambio en la dirección general, hasta ahora no se conoce ninguna política cultural formal del instituto.

Sin embargo, convencido de su valor cultural, presentó la propuesta de producir un concierto con nueve bandas de Aguascalientes para agotar el limitado presupuesto ($250 mil) reservado para los músicos locales. Además, elaboró el proyecto para producir, con un costo de $120 mil, un disco con arreglos musicales dentro del género del pop -junto con Liliana Olmos- a canciones del compositor Alfonso Esparza Oteo, nacido el 2 de agosto de 1894 en la casa que ahora es patrimonio público y ocupa el Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes (CIELA) en Allende 238. Parece muy probable que, precisamente por su presentación como música pop, este proyecto hubiera alcanzado a nuevos públicos y particularmente a jóvenes.

El proyecto, y un demo con varios de estos arreglos, fueron entregados en agosto pasado a la directora general del ICA, Dulce María Rivas Godoy, a quien pareció gustarle la idea y ofreció presentarla como una de las tres opciones requeridas por el comité de selección del Circuito Centro-Occidente de Conaculta, en el que participa Aguascalientes.

Pero Connie Ramírez dijo posteriormente a Naím Yubal que ésta gira ya la había comprometido con Pie Grande, grupo aguascalentense de jazz omnipresente en fechas recientes: giras incluso internacionales, conciertos, la grabación de un disco... Parece evidente la necesidad de abrir los apoyos oficiales a otros grupos, y a otros géneros: “no es justo que los pocos fondos se acaparen para una sola propuesta”. “Nosotros no buscaríamos una beca para huevonear un año -dice el músico-, nuestra visión es aprovechar al máximo este fondo con una propuesta que tiene calidad”. Piensa que una beca anual debería servir para que un artista busque cómo ser autosuficiente para ya no depender de esos fondos.

Formalmente, desecharon su propuesta porque su grupo original Musité se desintegró y ahora él trabaja como Lily Pop, y “porque no entregué los documentos a tiempo, siendo que se los dejé tres meses antes”.

No es contra Pie Grande el asunto, insiste Naím Yubal, “son excelentes músicos”, pero... Relata cómo en un encuentro suyo con Connie Ramírez “estaba llegando uno de los integrantes de Pie Grande a dejar una factura en blanco”.

Y sigue: “me habían dicho, es que Connie opera de otra manera, ella opera con 'moche', entonces yo me acerqué por ese lado”. El truco fue “apostar” $10 mil: si Connie no “conseguía” la gira ella pagaría $10 mil, pero si lo lograba “yo le daba el 10 por ciento. Y todavía me dice que soy muy pichicatero, poco generoso”, porque ella esperaba asegurar sus inminentes vacaciones en Europa.

Y así, el espectáculo de la corrupción, sugerida o consentida. Que, desde luego, vale aun cuando suceda fuera del horario de oficina y mediante cuentas personales en internet. En el chat del 27 de julio, a las 00:35 horas, Connie Ramírez cede: “...Para que veas que hay interés... pues que sean los 10 (mil pesos)... ¿Consiga lo que consiga?” Naim Yubal: “...que sea el 10% de lo que consigas. De esa forma tú ganas en proporción y así ganamos los dos”. Connie Ramírez: “...Bueno, todo sea por mi boleto para irme a Womex... Así no pido préstamo, si pierdo pos pediré el préstamo... O cambio de destino... algo más bara... OK, va”.

Ahí compruebo, concluye Naím Yubal, que sí hay favoritismo. Y que no es gratuito. “Y si así se hace con esto, es muy probable que así se hace con todo”. Él está “muy indignado, muy inconforme. Yo soy de los jóvenes que... ni madres, es parejo para todos. No está bien que una propuesta quede marginada porque no tiene acceso a, o no es amigo de... Lo que sería muy triste es que esta cabrona se siga saliendo con la suya”. Otra vez.

miércoles, 3 de julio de 2013

Una modesta proposición

Propongo un criterio general para considerar el arte y la cultura, una estrategia necesaria para asegurar la creación artística y su difusión, y un proyecto específico.

Primero, pienso en una inversión de lo que está sucediendo ahora mismo. Inversión como aprovechamiento de los recursos disponibles para lograr una ganancia. Inversión porque ésta campaña termina preguntando sobre la cultura, pero debería haberse iniciado proponiendo desde la cultura.

Un gobierno municipal debe iniciarse desde la cultura: la cultura en el centro. La cultura -y sus expresiones artísticas, como recreación o como imaginación de la realidad- no como algo que está al frente y oculta todo lo demás, sino como algo que está en el núcleo de todas y cualquiera de las decisiones de gobierno, y así les da sustento y sentido.

La cultura es todo, la cultura es lo que hacemos y cómo lo hacemos, la cultura es lo que nos hace ser aguascalentenses. La cultura no ha de presentarse como algo ajeno y lejano, algo que llega de pronto y sin esperarlo y así vuelve a irse. No ha de presentarse a la cultura como un acontecimiento, sino como lo que es: la cultura como algo cotidiano, la cultura como algo que existe en la comunidad y que se queda en la comunidad.

Segundo, reclamo reconocer el valor de la cultura. Su valor social, su altísima rentabilidad social, pero también -y como nunca- su valor económico. Los artistas, los técnicos, los promotores crean valor, valor económico, no sólo por los bienes y servicios que producen sino además porque generan empleos directos e indirectos al formar cadenas de producción artística, generan posibilidades ciertas de empleo para estudiantes de artes y comunicación.

Quienes estamos aquí tendremos más valor si, además de empleos, becas y premios, el ayuntamiento asegura el desarrollo de nuestras múltiples y diversas microempresas culturales, con créditos blandos y estímulos fiscales.

Tercero, propongo que el ayuntamiento solicite un permiso o concesión para operar y explotar una frecuencia de radio, La Radio de Aguascalientes, con el modelo de UAM Radio en el DF: una única frecuencia (94.1 mHz), con transmisores de baja potencia (20 W) desde cada una de sus cuatro unidades (Azcapotzalco, Cuajimalpa, Iztapalapa y Xochimilco), cada una con su propia producción y programación, con una cobertura de 6 a 8 kilómetros.

No es necesariamente -no es solamente- una radio con antena. No es esperar a la radio con antena. Es hacer radio, es hacer radios, es difundir las producciones radiofónicas por todos los medios posibles: internet, altavoces en mercados y plazas, transporte público, intercambio con CD y USB, etcétera.

La propuesta es educar y equipar a productores comunitarios en una red municipal, animada y financiada por el ayuntamiento pero desarrollada y gobernada por los propios vecinos organizados.

Texto preparado para un encuentro finalmente cancelado con uno de los candidatos a la alcaldía de Aguascalientes: el ahora alcalde electo Antonio Martín del Campo.

viernes, 28 de junio de 2013

Apuntes del taller de periodismo cultural

Contemplé la posibilidad de que expusieran nuestros trabajos desarrollados durante el taller, pero si alguien me hubiera dicho que estaría hablando ante un público sobre lo que realizamos durante los pasados cuatro meses, lo hubiera pensado más antes de inscribirme.

Antes no me preocupaba por saber cuál pregunta respondía primero el conductor de un noticiero televisivo, pero ahora, sin quererlo, me doy cuenta de ciertas fallas en la redacción o en la presentación de una noticia. Sé que si comienza por responder el “cuándo”, lo más probable es que a ese conductor no le importa lo que lee o simplemente no redacta noticias para su público sino para su editor, lo cual me ha hecho más crítico al mirar noticias por televisión.

Qué, quién, cómo, cuándo, dónde, nos repetía el profe en cada clase para recordarnos las bases de una noticia; sin embargo, a pesar de escuchar ciertos principios básicos de periodismo, cada clase parecía una charla de café, en la cual participaban varias personas interesadas en hablar de algo más que cómo jugó la selección de futbol el día de hoy, o si la protagonista de la telenovela de las 8 ya se reencontró con el amor de su infancia.

En esas pláticas, en las que durante dos horas yo olvidaba los conflictos en mi trabajo, y comentaba o discutía con mis compañeros de taller las noticias ocurridas en el día y al mismo tiempo aprendía la relación entre columna y artículo, en esas conversaciones tan amenas en las que conocía las posturas de mis compañeros y compartía algunas de sus opiniones, sin darme cuenta, desarrollé mi capacidad crítica periodística. Esta capacidad no es otra cosa que el desarrollar una opinión partiendo de los hechos redactados en una noticia: no se puede dar una opinión sin analizar los hechos, a cada dato corresponde una fuente, es lo que se nos insistía en clase.

Cada lectura o nota que llegaba como enlace a mi correo electrónico, al principio parecía una tediosa tarea escolar que leer o un correo basura al cual eliminar; sin embargo, al dar click en el vínculo y llegar con la lectura hasta la mitad de la noticia o la entrevista, hacía que no pudiera dejar de leer hasta enterarme de todo el contenido. Reconozco que me gusta la lectura, pero no de cualquier texto, así que me sorprendí a mí mismo al estar leyendo cada vez más textos periodísticos. Y ahora tengo más que un gran respeto por la profesión periodística, siento admiración y empatía por esta labor, ya que como Diseñador Gráfico comparto la misma meta: la de generar una emoción, para formar una opinión y provocar una acción del espectador o lector.

Me resulta curioso que ahora cada vez que sostengo una plática con alguien venga a mí el pensamiento de que estoy haciendo una entrevista, pues a fin de cuentas eso es lo que aprendimos en el taller, que una entrevista es como una charla entre amigos, en la que uno que no sabe o no conoce lo que acontece en la vida del otro desea descubrir quién es o qué hace ese amigo cercano o ese desconocido con el cual nos ponemos a platicar en la parada del camión.

“Para producir una página debimos haber leído cien”, decía Ryszard Kapuscinski, en una de las lecturas que me llegaban por e mail; eso fue muy importante para mí, ya que el que una figura del periodismo antes desconocida para mí recomendaba que antes de escribir algo debía leer una centena de páginas, eso y el tener en cuenta que cada cosa que escribo tiene por meta ser leída por alguien...

Antes escribía para mí a manera de diario para recordar sucesos, listas de compras o tareas por realizar. Ahora ya no sólo quiero escribir mensajes en el celular o cosas curiosas en la red, ahora siento la necesidad de crear textos con una intención, hacer que, tal vez por sólo cinco minutos y no un par de horas como a mí me sucedió, la gente pueda pensar que algún tema cotidiano puede tener otra perspectiva y diga: No se me había ocurrido.

En resumen, esto es parte de lo mucho que descubrí durante los pasados meses en el taller de periodismo cultural.

Texto de Carlos Armando Sánchez Vázquez, del Taller de Periodismo Cultural del Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes, leído en la tertulia por el fin del ciclo de talleres el martes 25 de julio de 2013.